El cerebro humano es alucinante. Ese cacharro que está dentro de tu cráneo tiene tanta capacidad que ni tú mismo puedes imaginar. Si lo comparamos con un ordenador, ¿cuál ganará?
Si te compras un ordenador último modelo de 1000 euros con un procesador i7 de 4 GHz vas a tener una herramienta alucinante capaz de ejecutar absolutamente todos los programas del mundo. Es difícil comparar físicamente la potencia de un procesador con la de un cerebro, pero si comparamos el rendimiento, el ordenador queda humillado y aplastado. El cerebro tiene la impresionante cantidad de 2000 GHz. ¿La prueba? Bueno, tú en tu ordenador con el photoshop puedes juntar dos fotos y hacer un apaño, mientras que tu cerebro puede imaginar que estás en la playa con tus amigos, con el carácter y la voz de cada uno, e incluso imaginar las cosas que os ocurren en una combinación perfecta. ¿A que eso tu ordenador no lo hace?
Si nos ponemos a comparar la "RAM", tu ordenador puede que llegue a 16 o 32 GB, pero, ¿y tu cerebro?
Bueno, ahí puede que no seamos tan buenos... nuestra RAM no llega a 1KB. Es más, no supera unos pocos bytes. Y la prueba está en que si te pones a copiar algo que te están dictando, basta con que vayas 3 palabras atrasado para que tengas que pedir que te lo repitan, porque tu RAM se ha colapsado y ya no da para más. 3 palabras, ¿eh?
El "Disco Duro" de tu ordenador tendrá 2 TB de capacidad, es decir, pueden caber unas 500 horas de vídeo. El cerebro, una vez más, vuelve a humillar esa cifra. Dentro de tu cabeza hay 2500 TB de capacidad, suficientes para almacenar 3.000.000 de horas en vídeo.
Y por último hay que analizar la "Tarjeta Gráfica". Nuestros ojos ven a algo más de 30 Fotogramas por segundo, pero también es verdad que ven imágenes a 400 Megapíxeles en 3D, y eso por muy avanzado que sea tu ordenador jamás podrá hacerlo. Ahora cierra los ojos y piensa que conduces un coche a 200 Km/h esquivando a los demás coches de la autopista. La imagen en tu mente va fluida y no se atasca, mientras que un ordenador tiene que exprimir todo su potencial para hacerlo.
Bienvenido a "Los Piensadores", tu blog sobre ciencia y tecnología. Si tienes dudas o sugerencias, no dudes en dejarlas en los comentarios
jueves, 20 de agosto de 2015
¿Cómo funciona una batería de litio?
Al contrario de lo que piensa mucha gente, una batería no almacena electricidad. Una batería es una caja con sustancias químicas que al reaccionar sueltan electricidad. Las de Litio son un ejemplo de ellas.
Este tipo de baterías tiene dos placas. Cuando está cargada, en una de ellas hay iones de litio y en la otra dióxido de hierro.
Sin embargo, los iones de litio son inestables cuando están sueltos, y buscan juntarse con otro material para estabilizarse, de la misma forma que cuando tú pierdes el equilibrio, buscas agarrarte a algo. Para eso está el dióxido de hierro.
El litio se agarraría fácilmente a éste material, pero hay un inconveniente: está ionizado y aunque se adhiera, seguiría siendo inestable. La solución: desionizarse, es decir, quitarse carga eléctrica.
Y volvemos a tener un problema: entre las dos placas hay un material que se llama electrolito, que permite que pase el litio pero no los electrones. Sin embargo, por este procedimiento funciona una batería: los electrones, al no poder pasar, salen de la batería a través del polo negativo y vuelven al positivo mediante un cable. Sin embargo, entre que salen y vuelven se pueden aprovechar poniendo aparatos eléctricos en medio. Y así, querido lector, es como se utiliza la energía de una batería para que funcione tu móvil o tu ordenador portátil.
Cuando la batería se agota, significa que todo el litio está adherido al dióxido de hierro. Al ponerla a cargar, le das tanta carga eléctrica a la placa vacía que el litio se ve más atraída por ella que por el hierro, y se va de vuelta.

Sin embargo, los iones de litio son inestables cuando están sueltos, y buscan juntarse con otro material para estabilizarse, de la misma forma que cuando tú pierdes el equilibrio, buscas agarrarte a algo. Para eso está el dióxido de hierro.
El litio se agarraría fácilmente a éste material, pero hay un inconveniente: está ionizado y aunque se adhiera, seguiría siendo inestable. La solución: desionizarse, es decir, quitarse carga eléctrica.
Y volvemos a tener un problema: entre las dos placas hay un material que se llama electrolito, que permite que pase el litio pero no los electrones. Sin embargo, por este procedimiento funciona una batería: los electrones, al no poder pasar, salen de la batería a través del polo negativo y vuelven al positivo mediante un cable. Sin embargo, entre que salen y vuelven se pueden aprovechar poniendo aparatos eléctricos en medio. Y así, querido lector, es como se utiliza la energía de una batería para que funcione tu móvil o tu ordenador portátil.
Cuando la batería se agota, significa que todo el litio está adherido al dióxido de hierro. Al ponerla a cargar, le das tanta carga eléctrica a la placa vacía que el litio se ve más atraída por ella que por el hierro, y se va de vuelta.
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